domingo, 6 de febrero de 2011

Juegos tradicionales para tod@s

Nuestros alumnos y alumnas se diverten en el recreo juntos como se demuestra en este artículo del periódico Ideal.

 

Adiós a la Wii, vuelven las chapas en Vilches


Los escolares vilcheños acogen con devoción un juego que parecía perdido en la historia y que sustituye los mandos a distancia por la imaginación

06.02.11 - 14:30

Niños y niñas jugando en el patio del recreo.
Los escolares de Vilches están aprendiendo que antes de la Wii y de los móviles hubo vida. Motivados por sus maestros, los niños aparcan las ‘Game boy’ o las ‘Play station’ para regresar a las entrañas del pueblo y disfrutar con los juegos populares, los de siempre, esos en los que las caras serias, tics robotizados, pilas botón y mandos a distancia dan paso a la imaginación, la habilidad manual, el enfrentamiento sano, alegre, distendido. Renace la generación de Espinete y surge el rey de los juegos: las chapas.
-«¡Maestro, esto es la caña!, ¿Cómo no me lo has enseñado antes?». La expresión se repite, mientras el niño pone cara de haber descubierto el petróleo. El juego es muy sencillo: tapones de botellas de cervezas y refrescos, se decoran con los colores del equipo elegido. Las chapas más codiciadas son las totalmente planas, que corren más rápido por el terreno de juego, por eso es muy importante que la chapa sea extraída de la botella con el mayor cuidado posible. A partir de ahí una tabla y líneas trazadas con las medidas oficiales de la Federación Internacional de Chapas; por porterías dos rectángulos construidos con todo lujo de detalles y por balón un garbanzo o una bolita de papel de aluminio. Desde ese momento, a esperar la llegada del recreo para que el pulgar y el anular se vistan de Messi o Ronaldo y sean efectivos en el golpeo de la bola. Vamos, lo que es un partido de fútbol de verdad, pero con jugadores chapistas.
Tanto ha calado el juego de la chapa que los escolares realizan sus campeonatos, llevan las puntuaciones y anotan los goleadores. Algo sí que ha cambiado en el desarrollo del juego con respecto a la foto del pasado: las niñas también juegan, y lo hacen con tanta gracia que encabezan las tablas clasificatorias. No es flor de un día, que los chapistas llevan dos meses dale que te pego y las emociones siguen a flor de piel como si de la jornada inaugural se tratase.
La novedosa actividad ha llegado hasta otros colegios de la comarca que han mostrado su interés por conocer los pormenores de este juego que parecía condenado en el sótano de la historia. Los maestros de Vilches, mientras tanto, aprovechan el tirón y ya tienen en la recámara otros juegos que para su desarrollo no hay que echar mano del bolsillo, solo se necesitan elementos imaginativos, estéticos, no violentos, estratégicos. Actividades que se basan en correr, saltar, combinar palabras, crear movimientos rítmicos o reutilizar materiales de desecho. Toda una amalgama de juegos que se practicaban en las vegas, sierras, lomas y campiñas de Jaén, que se hallaban en vías de extinción.
Más juegos
Entre ellos la agachadilla, dos palos unidos por un elástico bajo el que han de pasar los participantes; el ‘cini-cincerra cantaba una perra’, niño en posesión de un pañuelo que sólo cede cuando otro resuelve su adivinanza; los bomberos, a la voz de fuego una parte del equipo se afana en salvar al resto de componentes; o el pasemisí, unos niños forman un puente y otros lo atraviesan mientras cantan «pasemisí, pasemisá, por la puerta de Alcalá».
Tampoco se descarta que en esos recreos incorporados a momentos felices en la vida del escolar se acabe echando mano del aro, banderín, bolos, rayuela, cucaña, cuerda, comba, gallinita ciega, pies quietos, ‘tejo, tira y afloja’, corro la patata, ratón y gato, urda, peonza, carretilla, carrera de sacos, cuatro esquinas, pollito inglés, policías y ladrones, piolo pídola, tragabolas o tentahierro. Por ahora, sin embargo, a nadie se le ocurre tocarlos, que saldría malparado ante la supremacía indiscutible de las chapas.

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